martes, 15 de noviembre de 2011

La mañana caía pálida sobre sus hombros mientras caminaba sin miedo bajo las nubes que vigilaban sus pasos; se deslizaba por las calles como una aparición sobre las hojas del otoño que yacían marchitas en las aceras. Desdibujadas sombras se perdían a lo lejos como muñecos de trapo ajenos a la melancolía que como una púa de oro punzaba sobre su espalda. Recordaba el esplendor exuberante del verano, cuando todo parecía luz y fuego y la temperatura superaba la incertidumbre del frío. Recordaba la energía del cielo que fluía con el canto del gallo, cuando la mañana se alzaba entre los arboles y los muros levantados desde aquella orilla y con aquella fuerza que asemejaba el poder de los Dioses. La vieja campana a lo lejos tañía la melancolía como un susurro apagado en su oído y estancado sobre la superficie del agua que apenas rizaba el viento de la recién estrenada tarde. Se acercaba cada vez más hacia esas casas a lo lejos cuyas paredes recubiertas de cal blanquecina y levantadas sobre la hierva asemejaban gigantes dormidos. Por el cielo se deslizaban nubes sedosas y blancas, con apariencias dudosas y reflejos imperceptibles. Nubes que eclipsaban al sol, obligando a que su luz se diluyera en la profundidad del ancho horizonte. El entorno natural que le rodeaba era de ensueño; no existen palabras para describirlo; la campana de la iglesia asomaba sobre muros, tejados y calles, los colores del otoño aún no tienen esa sobre carga de naranjas, amarillos, rojos o marrones. Aún se mantiene el verde en los robles, los abedules amarillean, los arces y los cerezos visten su mejor traje rojo y el tono oscuro de cipreses y olmos permanece inmutable en un mosaico de colores que transformaba el bosque en poesía virtual. El paisaje era de una belleza tan sublime que casi resultaba agotador; ya no sabia donde posar la vista, demasiada belleza alrededor, demasiadas ansias de absorber todas esas tonalidades que no se repetirán mas ante sus ojos hasta dentro de doce meses, cuando de nuevo muriera el verano dando paso al renacer de un nuevo otoño. En ese momento quiso parar el tiempo, para retener todo lo que tenía ante el para toda su vida. Un intento vano de retener lo imparable. Y mientras se ensimismaba en su mundo perdido en sus pensamientos, pensando en lo hermoso que seria el momento si estuviera con ella; apareció ante el ligera y liviana como la espuma, cabalgando entre la espesura del bosque en su corcel blanco, tan bella y segura como una princesa de la edad media. Sus miradas se quedaron clavadas, fijas, suspendida una en la otra.
Le miraba con los mismos ojos, de la misma manera que aquél día de Septiembre cuando se conocieron. Estaba allí frente a el, tan real como ideal. No podía apartar sus ojos de ella, de su melena rubia ondeando al viento y su sonrisa deslumbrante. Era perfecta, hermosa, como un punto de luz cegadora en su cielo nocturno y solitario. Su infinita y ondulada melena caía con gran ímpetu sobre los hombros y la espalda desnuda de salvaje y bellísima amazona. Quería emborracharse de su belleza hasta caer inconsciente, contemplarla todos los días de su vida. Era de noche, ya muy tarde y al oír su voz sintió una fuerte sensación, unas enormes ganas de abrazarla, de agarrar su mano y no soltarla jamás, de quedarse así para siempre y decir: hoy quiero que sepas vida mía... Que sin ti ya no puedo vivir..... Entre una sonrisa de nácar siente el largo y dulce beso de ella en la boca hasta quedarse sin aliento. Su aroma le llena de deseo, entregándole a la locura de imaginar sus danzas exóticas trenzadas entre sus brazos. La estrecha con fuerza contra su pecho y percibe la sensual tibieza de su cuerpo pegado al suyo. Fundidos en un largo abrazo se quedaron dormidos entre el aroma espeso del bosque que invadió el aire.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

EL VIEJO RIO


Tras el paso del verano, en este otoño que avanza hacia las puertas del invierno; confortado con la llama a la espera de vivir el futuro, me detengo al pie de un árbol centenario con sus poderosas ramas extendidas; entrelazadas en un dosel de hojas marchitas que van cayendo sobre la húmeda hierva como lágrimas al latido de su propio destino. Bajo este cielo nórdico de Burgos, cuya luz es tan breve como inciertos en invierno sus rayos de sol, junto a la orilla solitaria del río Arlanzón, mi mirada se pierde en silencio con el continuo fluir de la corriente. El viejo río atraviesa campos, montes y valles. Y a su paso por la ciudad, en la superficie plateada de sus aguas se reflejan árboles e iglesias, monumentos y edificios junto a los cantos y palabras de amor que las parejas se obsequian bajo las torres emblemáticas de la catedral. A veces quisiera ser como el río: avanzar y no parar nunca, como la corriente solitaria que sigue siempre adelante, hasta perderse de vista a lo lejos. Y llegar hasta la orilla del mar, sentir el azote de la brisa y las olas, mirar al horizonte donde los navíos surcan lentamente el océano; y en un repentino salto de delfín nadar en la inmensidad de los abismos marinos, buscando la belleza y los símbolos de los miles de leyendas que quedaron ocultas bajo sus aguas. Y entre un sin fin de pececillos despistados que resbalan entre mis dedos como espuma blanca, sentir la caricia de tu cuerpo revoltoso cubierto de algas, sumergirme en ti con mis silencios que quieren esconderse entre caracolas lejanas, mientras una brisa suave y vaporosa acaricia tus mejillas, chocando con la música de tu cuerpo que lleva el aire

LETRAS DE OTOÑO


Llueve sobre las calzadas secas; con esas gotas frías, constantes que acunan la tierra. El paisaje cambia: paraguas que cubren los rasgos de identidad en esos seres desdibujados que aceleran su tránsito por las aceras entre charcos transparentes que no reflejan el azul del cielo; porque no hay azul que reflejar. Solo las hojas marchitas de los árboles que van cayendo y sobre la hierva pudriéndose. La frescura que nace de la noche de otoño va descendiendo desde un cielo plomizo entre ráfagas de viento que marchitan cada hoja, dejando al descubierto el desnudo de cada rama; de esos árboles que se duermen entre farolas que se apagan. Entre cortinajes embriagados, buscando el calor en las brasas calientes... la ausencia sonriente le acompaña, bullendo y repiqueteando en sus ojos abiertos; en esas horas en que las almas difuntas suelen venir a visitarlo. El tiempo sigue corriendo en su reloj con un tic tac acompasado; pero a el le parece que esto no vaya a acabar nunca. Solo piensa en dormir y no despertar. No quiere despertarse un dia sin haber sentido esa noche su perfume, ni tampoco sin ver su sonrisa dibujada en los escaparates de las calles donde suelen pasear, ni dejar de ponerse su cazadora de cuero negra para ir las mañanas de Domingos de invierno a la churrería cuando no hay nada abierto y casi todo el mundo aún está en casa, ni dejar de ver su cara cuando esté enfadada. Intenta entrar en el sueño, llegar al descanso...pero la lluvia sigue cayendo. Y ningún canto le anuncia que es el cielo de antes, que aún no ha clareado, que es la misma lluvia en los mismos caminos y barrizales. Un olor caliente a tortilla a fuego lento; le va cautivando. Matices, coloridos y acuarelas salpican en sus ojos nublados cuando de la ventana se va alejando; y en cuestiones de segundos se terminaron sus días nublados. Su cielo ya está despejado en este atardecer rosado que la ausencia ya no duele porque a contra luz y despejado el rostro de ella a divisado

domingo, 6 de noviembre de 2011

ALLÁ LEJOS AÚN LA RECUERDO

Se han encendido las farolas de la calle, la noche oscura se mece como un navío muerto. Aunque en el firmamento brillen las estrellas... la lluvia no tardará en volver poniendo el cielo gris, anunciando el invierno cercano con sus días oscuros y tristes...Sobre la montaña se oye resbalar la noche con esa canción del viento cayendo entre los árboles. Y tras la cañada vagan voces extrañas que desorientan mi pensamiento. De una mirada enciendo mi linterna Inundando de luz el vacío. Y me siento como una marioneta de trapo abandonado entre las olas que mecen el navío muerto . Allá lejos... en el puerto de su mar, los mástiles de mi navío están llenos de ella. El viento busca los rincones de mi piel para encontrarme el alma en un suspiro. Cierro los ojos y la siento cual bailarina provocando la erupción del volcán que llevo dentro. Con mi alma en un solo deseo, mi cuerpo en un solo universo, la entrego mi pasión y locura. El perfume de su piel se libera en mi memoria. Abro los ojos y despierto de mi sueño... sigo mi ronda nocturna por el camino de la montaña, y en mi mente un solo deseo... Quiero fundirme con ella, estar cerca de ella o su cuerpo como un fuego imposible de apagar. Quiero abrazarla fuerte para que no pueda nunca escapar. Quiero que la noche no muera nunca, que sea eterna, para amarla con mas fuerza que nunca 

viernes, 4 de noviembre de 2011

JAMÁS ME CANSARÉ DE AMANECER PENSANDO EN ELLA

Hace ya mas de cuarenta años que recorro los caminos del mundo. He vivido mucho, pero me he cansado poco. Atrás se han ido quedando imágenes, resonancias, palabras y sensaciones. Memorias del ayer. Entre flores, arroyos, nieves y campiñas corrieron un día los años de mi niñez, de mi adolescencia, mi noche oscura y fría, mi primera taberna y mi primer error. Con mi alma vagabunda fui buscando mis sueños...buscando en el desierto la flor entre la arena del oasis. Bajo el sol y la lluvia fue pasando el tiempo tranquilo y sin pausa, llevándome a mi destino donde jamás me cansaré de amanecer pensando en ella. Y en las noches al oscurecer las calles y en las casas encender las chimeneas, posaré mis ojos cargados de nostalgia en los regueros de las estrellas, por si en oscura lluvia descienden sus suspiros y aromas colgados en el aire

jueves, 3 de noviembre de 2011

CARTA A UNA. MADRE

Sé que nunca leerás esta carta, pero aun así la escribo, aunque sea solo para desahogarme. Hay palabras que nunca salen de nuestros labios, porque creemos que no son necesarias, o porque no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos; pero hoy madre, cuando aún no hace seis horas que te has ido, quiero decirte muchas cosas y espero no sea tarde. Hoy la tristeza oprime mi alma, esa inmensa tristeza de mirar el sillón donde tantos días te descubría sentada… y solo ver un vacío a mi lado. Hoy es otro día de otoñoo, y mi alma está empañada por la sombra gris de la nostalgia. Me abraza la tristeza y mis recuerdos se llenan de soledad… esa soledad que has dejado al partir hoy. Nunca pensé que te iba a echar tanto de menos, y ahora cuando observo con nostalgia tu fotografía, me siento frágil como una hoja arrastrada por el viento. Tal vez alguna vez te hice sufrir sin querer, quizá te dije palabras que te hirieron, y ahora se me clavan como puñales en el pecho. Quisiera poder volver el tiempo atrás para poderte decir lo que nunca te he dicho….. Madre te extraño mucho, te quiero

martes, 18 de octubre de 2011

LA ROSA NEGRA

Una rosa negra solitaria y perdida en la noche, bajo la luna blanca esconde su secreto. Lleva gravada en cada pétalo una pena. Desde su tallo quebrado mira ausente el horizonte, recordando otra época en que contemplaba el día entre flores, inocente y blanca como copo de nieve. Dos lágrimas de rocío resbalan por sus pétalos cuando recuerda su primavera, el aroma y el sabor de su inocencia cuando aún era blanca. Pasan las horas de hastío y la rosa no deja de soñar con aquel amplio cuarto donde un reloj arrinconado en la penumbra golpeaba con su tictac lento y acompasado. Sueña con la música del viento entre las ramas del árbol. Con el agua clara que al caer con su vestido de olvido viaja en el arroyo. Ya no recuerda si un día fue roja o fue blanca, si hoy es verano o es otoño. Todo se eclipsó con su pena azul y sus lágrimas de dolor que la mariposa le causó. Pobre rosa herida, sola y desolada; que triste se quedó sin la luz de la mariposa que su amor iluminaba. Mariposa que vuelas de flor en flor; te fuiste con el alba en un rayo de sol , dejando a la rosa sin un amanecer, sin nadie a quien querer, ansiando un último rayo de luz para sus pétalos negros que lloran sin consuelo. Mirando a las estrellas la rosa llora desconsolada; y entregando su sufrimiento a la luna, la rosa negra, suave como un beso de seda, destruido su corazón de sufrimiento murió

lunes, 17 de octubre de 2011

UN PUÑADO DE LETRAS EN UN POEMA

En este silencio hueco de insondable abismo que me presiona el pecho… busco por el cuarto, y solo encuentro sombras que golpean mis recuerdos. Un velo negro cubre mi alma,  y un manto de miedo arrastra mis sueños hacia un precipicio oscuro sin aire ni viento. Necesito soñar y no despertar, para buscarla en mis sueños incendiados, en las calles sin estrellas y en la canción que se repite me conmueve y me silencia. Esta angustia que me dejaste me duele más que nunca. Hoy mi estrella se apaga y va ganando la oscuridad. Lloro en silencio sobre el péndulo de la noche, no tengo nada más que sueños rotos… sueños que vienen y van entre las horas destartaladas de esta memoria inconsciente y frágil. Me miro al espejo, y el reflejo de mi mismo es un caos en el ojo del huracán. Y mi alma enferma de cariño rompe a llorar en un pozo de sentimientos. Las horas se pierden en mi moribunda mirada,  y el tacto de aquél cuerpo me parte el ánimo varado en mi recuerdo. Cuando la noche se haga día y mi esperanza se desvanezca en el aire, en el silencio de esta perdida habitación mis ojos se cerrarán y borrarán las huellas de mi vida.  y solo quedará un puñado de letras en un poema

domingo, 9 de octubre de 2011

EL VIEJO ÁRBOL

A menudo acostumbro a ir al solitario parque, y ahí está el árbol sin nombre. Un árbol frondoso y gallardo del que nunca antes me había percatado. Se alza ahí junto al viejo banco…inmóvil, paciente, mirando a ninguna parte, moviendo sus  ramas cubiertas de hojas; orgulloso y altivo, meciendo su esplendor, desafiando al aire y al ambiente. El viento mece sus ramas inquietantes y parecen cobrar formas asombrosas y bellas. El árbol está ahí, delante de mí, tan viejo como el mundo, tan hermoso como un ángel y a la vez tan siniestro  como un profundo y oscuro subterráneo...En las noches que paso ante él; en la oscuridad creo percibir que me observa con su silueta altiva y sus hojas agitadas por el insistente viento. Hoy llevo horas mirándolo, cautivado y desvelado por su misteriosa belleza. Viejo árbol en el parque, abrigo de esperanzas para algunos, destejiendo recuerdos para otros. Los años en él han dejado su huella. Pero ahora, el horizonte está incompleto, bajo sus ramas hay un banco vacío, ya no puede dar la protección de su sombra, ni ofrecer la fuerza de su madurez, a esa pareja de enamorados que en las tardes de domingo encendían su amor bajo sus hojas verdes que miraban al cielo. Hoy el árbol y el banco están tristes, no pueden encontrar el espacio donde ellos se adoraron, las gotas de lluvia caen sobre las hojas de sus ramas recias y ruedan como lágrimas derramadas sobre el banco. Los recuerdos de unos enamorados, quedan atrapados en los fantasmas de su savia. Se siente  atrapado como un tronco caído que se enamoró de la belleza de un rostro y de los ojos del amor.  Soportó lluvias, nevadas y heladas, veranos calurosos, otoños e inviernos. Pero hoy no puede soportar ver el banco vacío sin ellos y no poder protegerlos con su sombra

NOCHE LARGA Y TENEBROSA

La noche se prolonga demasiado, se hace larga y eterna….Es fría, oscura, hostil y sin sentido. Cada vez más oscura, más cerrada. Supera a mis fuerzas que, cansadas, se rinden a la orilla del camino, donde mis pasos derrotados son arrastrados por el fuerte viento que azota mi cara. Te esperé y esperé hasta el fin de la noche…con la impaciencia y desesperación que consumía mi esperanza. Y ese amargo elixir de la nostalgia, del que bebe la fuente inagotable de mi incierta existencia. Mis ojos miran la oscuridad vacía, buscando la luz en esa nube negra que vela la media luna. Mis manos sienten el relente helado, mis pies vacilan en el suelo incierto, mi mirada se fija en el móvil rebuscando tu nombre. Pero mi corazón frágil que no cree ya en nada, presiente que  ya nunca vendrás. No encuentro  consuelo con nada, ni inventando esperanzas que alarguen mi vida, ni esperando un amanecer para la evasión de esta agonía. Cientos de recuerdos pueblan mi mente, se agarran a la nostalgia, inmóvil y espesa en este caos que me rodea. La luna se olvidó de mi mirada, apagó su luz en mi camino vistiéndolo con el color gris del humo y la muerte. La oscuridad terrible se hace larga, en la calle vacía solo habita el sonido del viento que golpea con fuerza las paredes del habitáculo en esta noche de guardia… Noche larga y tenebrosa que me mira a la cara, que atraviesa mi espacio apagando poco a poco  mi aliento y mi voz. Si alguna noche sin estrellas, lejos de aquí en tu lecho entre sábanas revueltas te acuerdas de mí….piénsame en el silencio de tu soledad,  y sentirás que siempre te amé. Cuando en tu mañana sin colores tus ojos miren el rocío de las flores… y el recuerdo de otros tiempos pasados revele en tu boca mi ausencia…quédate quieta sentada en tu ventana y verás la sombra de mis ojos navegar en tus pupilas. Si algún día el latido de mi corazón irrumpe en silencio en tu recuerdo…Búscame clavado en las estrellas, donde mi delirio loco me llevó con el corazón muerto borracho por tu amor

sábado, 8 de octubre de 2011

MIRANDO AL ESPEJO

Hoy me miré al espejo y pude ver cómo se va marcando mi cara con los años. Como se acerca el invierno de mi vida. Pude ver como esa cara de niño de hace años, ya va envejeciendo y como un viejo  árbol de corteza rugosa… cada cicatriz se refleja en mi cara apagada. Mis manos cuentan la historia de mi vida en un cuerpo que nunca fue tan hermoso y brillante. Y ahora me siento aquí solo a esperar lo inevitable, lo que me regala el tiempo… cabellos blancos,  mirada cansada y ojos que ya no brillan. De la noche a la mañana cuanto tiempo ha pasado que he llegado ya tan lejos por un camino definido para llegar a la nada. Mirando a través de este cristal me pregunto ¿Qué será de mí? Si mis sueños jamás se cumplirán. Tal vez mi destino sea estar solo, sin nadie a mi lado, sin ilusión. Rodeado de tristeza y soledad. Mirando el espejo, sin perder un solo detalle, veo mis manos vacías y cansadas, me veo a mí llorar mirando al vacío del espejo.  Y la encuentro a ella en mi reflejo, deseando mi alma acariciar su amor. Tejiendo sueños y esperando, la sueño a ella en el horizonte. Y observo como el sol y el mar se unen en un hermoso  atardecer. Me veo ante este espejo transparente como mi alma,  y algo en ese rostro que me observa cansado, me grita: ¡¡lucha por lo que quieres hasta lo imposible!! y cuando te desvanezcas recuerda que era eso  por lo único que tu vida era vida. No puedo describir lo que siento… como darle un nombre a este inmenso desierto, porque no puedo ocultar mi tristeza, no puedo sonreír; porque a este ser que está aquí ante el espejo le falta su presencia, su calor y su amor para poder ser feliz. Mirando al espejo……dejando la vida por amor….voy al encuentro de mi final y del alivio a mi dolor

¿PORQUÉ SIGO BUSCÁNDOLA EN EL ESPEJO?

Despierto me sorprende el alba y en el horizonte me espera el ocaso.  Camino sin rumbo fijo pretendiendo aparentar que no me pasa nada, camino siguiendo al sol, porque he perdido la brújula desde que tú me has desplazado. Camino llevando en mi bolsillo ese puñado de lágrimas, mi única compañía en esta eterna mañana. Camino por ese parque ahora lleno de vida y verde.  Me detengo  junto a ese banco que me trae tantos recuerdos. Con las lágrimas a cuestas me siento preguntándole al viento si la  ha visto en el cielo. El sol me persigue y me abrasa,  pero yo no le percibo, porque en el banco  su  recuerdo está  conmigo. Su ligera imagen en mi mente, no se quiere morir; la voz del recuerdo grita y la nombra,  mi corazón moribundo no puede imaginarme sin ella en mi mundo. Sigo deambulando por las calles sin saber a dónde ir, ¿Hacia dónde dirijo mis pasos? ¿A dónde se encaminaron sus huellas? En mi mente van  y vienen las memorias, las vivencias me golpean, su recuerdo se desborda. Sigo dándole vueltas a la vida, pensando y analizando ¿Qué nos pasó? ¿Dónde estuvo el error? De vuelta a casa sigo sin encontrar una salida, el teléfono enmudecido, mi alma angustiada por su olvido, las ganas perdidas de comer; son el presagio de que llegó el final. Me observo en el espejo, solo veo fragilidad y mi mirada vacía con lágrimas de cristal, intento comprender que me pasa; ¡¡me encuentro tan cansado!! La angustia me mata. Me miro en el espejo, aturdido;  no veo más que este rostro angustiado, perpetuamente consumido por el llanto. Y me espanto de mi mismo al verme reducido a ésta máscara de eterno espíritu apenado. Me miro al espejo;  mis ojos ya no brillan, las lágrimas los opacan. ¿Qué ha sucedido conmigo? ¿Por qué sigo buscándola en el espejo? Pobre tonto dice mi reflejo en el espejo;  pobre tonto que soñó con la ilusión de su mirada furtiva. Pobre tonto congelado y sin aliento, incapaz de llamarla y decirla: amor mío ¡¡Cuanto te amo!! Cuantos minutos  perdidos, cuantas horas nos arrastrarán al olvido por una absurda y tonta vanidad. Trato de escribir en la penumbra su nombre. Trato de escribir que la amo. Trato de decir a oscuras que estoy loco, lleno de ella, enamorado. Iluminado, ciego, apasionado. Derramándome en el aire digo su nombre en el silencio de la tarde, lo grita mi corazón amordazado. Repito su nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente. Pero ya no estoy seguro si habrá un nuevo amanecer.

AUNQUE TU NO ME QUIERAS

Le cuesta admitirlo, pero sabe que no puede negarlo. El sabe que los silencios son la respuesta más sincera que se puede dar y que generalmente demuestran lo que es obvio: ella no quiere nada con él. Se siente extraño. Nunca se ha sentido así por alguien más. Inconscientemente guarda cada detalle de ella en su mente y es capaz de identificar lo que más le gusta de ella y lo que le desagrada.  La lista de porque es especial, es interminable, mientras que lo ingrato no ocupa nada, ni le importa en lo más mínimo. Porque lo único que tiene claro es que la quiere, quiere sentir sus miradas, saber que es feliz y que no tenga angustia en sus horas de sueño. El pensar en ella, le provoca tantas sensaciones: las palmas le sudan, el pulso le aumenta, los latidos de su corazón retumban en sus tímpanos, su cuerpo tiembla, el pecho se le oprime, su boca quiere gemir y susurrar palabras de cariño al mismo tiempo, pero la visión se le nubla, le dan ganas de llorar, de gritar, de exigirla que por una vez le diga qué significa el para ella, que se deje de silencios, y que le diga si le quiere, si desea estar con él. Ella es su último pensamiento antes de dormir. Esconde su rostro en su pecho, tratando de impedir que las lágrimas no se escaparan de sus ojos mientras piensa: Aunque tú nunca me has querido yo siempre te querré

jueves, 6 de octubre de 2011

LOS SUEÑOS DORADOS SE QUEDARON FUERA

No sé quién eres, pero poco importa eso. El destino quiso que navegando por la red tropezara con tu blog. He leído algunos de tus escritos y me gusta como escribes, me siento identificado con lo que redactas. Por lo que he podido leer tengo la impresión de que has sufrido muchos desengaños en tu paso por la vida, y que te sientes enormemente sola. Así es como me siento yo, asombrosamente solo, y he sufrido más de un desengaño, alguno por mi orgullo o mi propia estupidez. La vida es cruel para quienes nos dejamos llevar por las situaciones. Y nos sentimos incapaces de afrontar  tantas expectativas frustradas ¿Cómo vivir en un mundo para el que no estábamos preparados?. Con el pasar de los años los sueños dorados quedan fuera  de circulación Los sueños se rompen, las metas quedan inalcanzadas, y los proyectos de vida se desmoronan… Y nos dejamos llevar por la corriente sin hacer nada por cambiar las cosas de cómo están. Y si no hemos logrado ser o tener aquello que soñamos, en lugar de hacer algo por cambiarlo lo asumimos como si fuese lo que nos tocó en el sorteo de la vida, lo quisiéramos o no. Y la consecuencia es que no somos felices, porque no hemos logrado forjar el destino que esperábamos y vamos a la deriva en el océano que la vida ha resultado ser para nosotros. Y esta forma de pensar nos lleva a creer que no podemos tener otra vida. Pero tenemos capacidad de aceptar el pasado, reponernos, reconducir nuestras vidas y volver a soñar. ¿Dónde quedó la luz de tus ojos? ¿Hacia donde huyó tu sonrisa de miel? ¿De qué o de quién se esconden los latidos profundos de tu corazón?, ¿Por qué no cantas como lo hacen los pájaros al amanecer? ¿Por qué callas, sufres y lloras como paloma herida por las corrientes de la vida? ¿No quieres mirar más hacia la colina por donde salen diariamente para ti, los rayos del sol? Pero aunque cueste creerlo, sí puedes cambiar tu vida. Tú puedes hacer algo diferente en ti, y en tu vida, si te atreves a cambiar la programación emocional e intelectual que tienes. Más allá de tus proyectos de juventud existe la posibilidad de tener una vida plena, aun sin el amor de tu vida, y sin nada de lo que habías imaginado. Hay otras formas de ser feliz, tú puedes alcanzar la felicidad si la buscas y no te quedas detenida y a la deriva. ¡Busca la felicidad para tu vida! ¡Te lo mereces! Evoluciona, no quedes sujeta a lo que no sucedió, haz un alto en tu exigencia sin razón y permítete hacer algo constructivo por ti. Nunca dejes de soñar, podrás alcanzar nuevas metas. Vuelve a soñar. Aunque suene mágico, utópico, tú puedes confía en ti, en el universo, te están esperando un sinfín de oportunidades. Tómalas

martes, 4 de octubre de 2011

MIRANDO AL ESPEJO

Hoy me miré al espejo y pude ver cómo se va marcando mi cara con los años. Como se acerca el invierno de mi vida. Pude ver como esa cara de niño de hace años, ya ha envejecido y como un viejo  árbol de corteza rugosa… cada cicatriz se refleja en mi cara curtida y apagada. Mis manos cuentan la historia de mi vida en un cuerpo que nunca fue nada hermoso ni brillante. Y ahora me siento aquí solo a esperar lo inevitable, lo que me regala el tiempo… cabellos  blancos,  mirada cansada y ojos que ya no brillan. De la noche a la mañana cuanto tiempo ha pasado que he llegado ya tan lejos por un camino definido para llegar a la nada. Mirando a través de este cristal me pregunto: ¿Qué será de mi? Si mis sueños jamás se cumplirán. Tal vez mi destino sea estar solo, sin nadie a mi lado, sin ilusión. Rodeado de tristeza y soledad. Mirando el espejo, sin perder un solo detalle, veo mis manos vacías y cansadas, me veo a mí llorar mirando al vacío del espejo.  Y la encuentro a ella en mi reflejo, deseando mi alma acariciar su amor. Tejiendo sueños y esperando, la sueño a ella en el horizonte. Y observo como el sol y el mar se unen en un hermoso  atardecer. Me veo ante este espejo transparente como mi alma,  y algo en ese rostro que me observa cansado, me grita ¡¡lucha por lo que quieres hasta lo imposible!! y cuando te desvanezcas recuerda que era eso  por lo único que tu vida era vida. No puedo describir lo que siento… como darle un nombre a este inmenso desierto, porque no puedo ocultar mi tristeza, no puedo sonreír; porque a este ser que está aquí ante el espejo le falta su presencia, su calor y su amor para poder ser feliz. Mirando al espejo……dejando la vida por amor….voy al encuentro de mi final y del alivio a mi dolor

MUERTE EN EL BANCO DEL PARQUE

Ella está sentada ante la mesa tomando una taza de té, en sus manos su teléfono móvil observándolo cada segundo, como si esperara ansiosamente la llamada de alguien. De repente suena y desesperadamente contesta. Quiero estar sola, no quiero ver a nadie, ni hablar con nadie. Al otro lado de la línea el hombre en silencio va dando vueltas a su taza de café. Mira la taza intentando buscar una huella de irrealidad en el líquido negro. Una sombra de tristeza se dibuja en su mirada, un ramalazo de angustia le oprime la garganta. No quiere dar crédito a las palabras que aún golpean en sus oídos. Era cierto. Había sucedido. Ella estaba diciendo la verdad. Le estaba diciendo que todo había terminado. Y algo dentro del le decía que  esta vez era para siempre. El hombre, triste vuelve los ojos  rojos ante el golpe del destino que lo golpea en el alma. Con la mirada perdida, sus ojos fijos sin pestañear; como estando a punto de llorar. El hombre triste  cabizbajo reflexionando en lo que le ha sucedido… Triste y solitario y sin alivio se pierde entre los árboles del parque. Del cielo cae la lluvia sobre su pena negra, se sienta en el banco que tantos recuerdos le trae. La lluvia va mojando su dolor, la mirada perdida en algún punto a miles de años luz. La desesperación, la tristeza y el dolor, van consumiendo su vida. Agotado exhausto y debilitado, deja su mente volar mientras su vida lentamente se apaga. La amaba y la había perdido y en su mente transcurrió en un segundo toda su historia. La lluvia había cesado dando paso a un rayo de sol, en la rama del árbol un pájaro cantaba.  Él ya no estaba en su pequeño universo de sueños, su alma se había disipado de su lado

A UNA AMIGA QUE MURIÓ CON TAN SOLO TRES AÑOS

Este será para mí un día triste en mi vida, tener que darte el último adiós, es el motivo de esta nostalgia que me impide ver la belleza de la vida. Este será el día más doloroso porque con tu partida te llevaste la mitad de mi corazón y de mi vida… pero tengo que decirte adiós en estas horas mustias en que mi alma se resiste a aceptar tener que separarme de ti. Hoy caen sobre mí el dolor y la tristeza, el desenfrenado desaliento del recuerdo, fuiste mi amiga durante algún tiempo y hoy….  un día cualquiera de Septiembre  te marchaste como el sol que se oculta al final de un camino. No podía creer que te habías ido,..Y  tu nombre saltó desde mi boca por voluntad propia, sin permiso y sin forzarlo. Y me acuerdo de ti como eras, con esa tranquilidad preciosa y tu encanto como una cascada cayendo sobre mi alma. Me acuerdo de ti y mi voz se pierde una vez más.  Al amanecer te llamo sabiendo que no estás, ¿por qué no presentí que te iba a perder?  Como presentir… si tenías tan solo  cerca de tres  años, si tenías tanto porqué vivir. Creí en aquel momento que todo era un sueño, pero cuando lloró conmigo el cielo incandescente del  día  quince de Septiembre, descubrí que mi sueño era un viento infinito y eterno…Mi corazón te nombra y en el tiempo te recuerdo. Fuiste como un regalo que viajó en una ola, y esa misma ola…te arrastró de nuevo al mar. Solo me queda pedirle a Dios que te devuelva conmigo y que te permita regresar  todos y cada uno de los momentos que vivimos durante el tiempo que duró nuestra amistad. Espero amiga del alma, que esta carta la leas sentada en una nube de algodón rodeada de ángeles amigos.  Adiós amiga  FELICIDAD Tú amigo por siempre y para siempre.  Jhon Cámara