sábado, 8 de octubre de 2011

AUNQUE TU NO ME QUIERAS

Le cuesta admitirlo, pero sabe que no puede negarlo. El sabe que los silencios son la respuesta más sincera que se puede dar y que generalmente demuestran lo que es obvio: ella no quiere nada con él. Se siente extraño. Nunca se ha sentido así por alguien más. Inconscientemente guarda cada detalle de ella en su mente y es capaz de identificar lo que más le gusta de ella y lo que le desagrada.  La lista de porque es especial, es interminable, mientras que lo ingrato no ocupa nada, ni le importa en lo más mínimo. Porque lo único que tiene claro es que la quiere, quiere sentir sus miradas, saber que es feliz y que no tenga angustia en sus horas de sueño. El pensar en ella, le provoca tantas sensaciones: las palmas le sudan, el pulso le aumenta, los latidos de su corazón retumban en sus tímpanos, su cuerpo tiembla, el pecho se le oprime, su boca quiere gemir y susurrar palabras de cariño al mismo tiempo, pero la visión se le nubla, le dan ganas de llorar, de gritar, de exigirla que por una vez le diga qué significa el para ella, que se deje de silencios, y que le diga si le quiere, si desea estar con él. Ella es su último pensamiento antes de dormir. Esconde su rostro en su pecho, tratando de impedir que las lágrimas no se escaparan de sus ojos mientras piensa: Aunque tú nunca me has querido yo siempre te querré

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